viernes, 29 de octubre de 2010

JINETES SOLITARIOS

“La noche es lo que más se parece al desierto. Saca la belleza escondida de las cosas y lo vuelve todo puro y silencioso.”



Hay noches que son así, noches de las que esperamos algo, aunque sea muy poco, y a las que cuestan menos enfrentarse. Otras noches sólo tenemos que hacer cosas ya sabidas y entonces sí que hay que armarse de valor para ponerle un poco de aliciente. Lo malo es que a veces las noches de las que esperamos algo, se quedan en nada, y al revés ¡algunas de las que no prometían nada van, y nos sorprenden!, mientras estaba en casa haciendo el tonto, un lunes 21 de diciembre entre las 11 y las 12 de la noche. Recibí la llamada de un amigo, quería invitarme a tomar una copa junto a su prima y una amiga. Y yo que para ese entonces no me encontraba haciendo nada, decidí aceptarlo, no sin antes dudarlo, teniendo en cuenta, que estas un lunes entre las 11 y 12 PM con la pijama y la pereza abrazando tu cuerpo, cualquiera se lo pensaría dos veces para salir en una noche de invierno, y más si estas tan a gusto en tu cama debajo de unas mantas viendo alguna película. Al final decidí ir a tomarme algo con ellos, me duche, me vestí, y allí fui a parar al sitio acordado.
Quedamos en un sitio x, y allí estaba él, con ella y una amiga, que a la vez resulto ser amiga mía, hasta aquí todo podría parecerles normal, si no es por que al conocerla, me di cuenta que algo no iba con la normalidad que suelen tener mis días. Sabía que estaba ocurriendo algo dentro de mi interior, aunque sin saber el qué. Sentía que a partir de ese momento iban a ocurrir cosas para las que yo no estaba preparado, pero que aun así quería vivirlas, hacia mucho tiempo que no sentía esa sensación tan extraña, gustosa, y al mismo tiempo de temor con alguien, y eso tal vez fuese el motivo de querer vivir, lo que se me venía encima. Cuando sientes esa clase de deseos, sabes que te vas a arrepentir si te dejas llevar por ellos, pero no puedes evitarlo.

Una semana después de conocerla, decidí invitarla a tomar algo, un plan tranquilo, sin muchas decoraciones, sobre todo por que solo quería averiguar que ocurría, y sí, al final resulto ser lo que me temía, estaba conociendo ¡a quien siempre había querido conocer! y encima termine teniendo una relación con ella, ¡Vaya que historia más bonita verdad!, hasta aquí todo podría verse perfecto, si no fuese por que, a veces cuando se anhela algo con tanto deseo, terminas por no darte cuenta que ya lo tienes contigo, a tu lado!, y al final terminas perdiéndolo por no haberle prestado la atención que requería en ese momento, ¡ironía de la vida! Sí. Y entonces, lo único que podrías hacer, era esperar a que se fuera por donde había venido, y al final pasaba eso, que se iba, y así paso, sé fue. Aunque lo peor no es que se haya ido, aunque así lo parezca, en realidad lo peor, es darte cuenta cuándo se ha ido, que era esa persona ha quien siempre habías estado esperando, esto es más doloroso que verla marchar.

¡Lo peor que te puede pasar, es perderle el amor, al amor!, tal vez fue eso lo que me haya ocurrido, le perdí el amor al amor y por eso no pude, ni ver, ni sentir, para mantenerla a mi lado, a veces nuestro pasado, resulta estar más presente, que nuestro propio presente y eso a veces nos puede hacer la vida un poco difícil y complicada.

Por eso, los jinetes solitarios nos enseñan que siempre van detrás de algo, y ella me enseñó, que hay momentos en los que nadie puede ayudarte, salvo tú mismo, y que entonces sólo vale apretar los dientes y tratar de seguir en pie a toda costa. Son momentos en la que la suerte te viene torcida, o en los que nadas contra la corriente, o en los que tienes que enfrentarte a tu propia equivocación. Un jinete solitario, por su forma de ser, se ve a menudo en esa clase de apuros, lo que le duele, por ejemplo, no deja de dolerle. Pero trata de aguantarlo, de convencerse de que no le importa que le duele, nadie suele dejar que los otros sepan sus debilidades. Los que no somos como ellos tenemos menos probabilidades de hacer las cosas igual. Sé que algún día, una vez más me tocará vivir alguno de esos momentos comprometidos y complicados, y entonces agradeceré haberte conocido. Por que podré acordarme de la forma en que tú mantenías el aplomo y hasta la sonrisa tan dulce y tierna que posees, aunque tu interior fuese tan frágil, y aunque nadie te entienda o ni siquiera se pongan de tu parte, ni siquiera yo, que llegue a conocerte, sin sentirte.



“Cuando alguien se parece demasiado a ti, tienes miedo de terminar siendo igual y acabas escapándote, si es que el otro no se escapa antes.”




www.zanttii.blogspot.com

Buscando a nemo....

2 comentarios:

  1. me encanta ver que apesar de todo, sigue habiendo hombres que son capaces de dejar a un lado lo MACHOTES que son para poder abrir el corazon ....... y aunque quedaran muchas cosoas ocultas el el interior, no tienen miedo a decir lo que sienten , eso es lo que somo , .... somos lo que sentimos , eso hace la persona que esta dentro de uno , lo unico que tengo que decir .... es que siempre podemos cambiar de camino si asi lo decidimos , nunca es tarde , ana besitos

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  2. me encanta absolutamente todo lo que dices y como lo dices, es indispensable vivirlo para poder contarlo de esa forma con tanto sentimiento y razón.

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